Frases de la Semana

viernes, 22 de mayo de 2015

Las críticas y los elogios


En uno de mis viajes a Río de Janeiro, fui a cenar a un restaurante que me sorprendió. En una de sus columnas había dos cajitas de distinto tamaño y  ubicación. Como podrán observar en la foto, la caja más chiquitita, para las Críticas, estaba ubicada muy alta y era difícil de alcanzar, mientras que la caja para los Elogios estaba al alcance de todos los comensales.
Esta idea me llevó a reflexionar sobre el poder de lo que manifestamos y cómo repercute en nosotros y en los demás. Vivimos en una era donde las palabras fluyen sin reparar si estamos haciendo daño o perjudicando a alguien. Nos sentimos con la necesidad de evaluar o juzgar permanentemente a todo y todos aquellos que nos rodean, sin darnos cuenta de los efectos que dejamos en nuestro entorno.

Cuando existen obstáculos para efectuar una crítica, la persona tiene que pensar si realmente vale la pena continuar o debe descartar la tentación de realizar esa crítica. La crítica, si bien no siempre es destructiva, tiene de por sí, por su propio nombre, la capacidad de ser destructiva.  En particular, cuando es mal intencionada, puede generar inseguridad y frustración en la persona que la recibe. Generalmente, las personas que fueron criticadas desde niños, no solamente aprenden a criticar sino que, además, son personas inseguras que buscan permanentemente la aprobación de los demás.
En cambio, considero que si vamos a realizar una crítica, debemos utilizar la manera correcta de hacerla de “forma constructiva” para que sea en beneficio de la persona ‒siempre desde un punto de vista objetivo‒ con argumentos válidos que fundamenten esa crítica que estamos haciendo para que esa persona pueda reflexionar y crecer, si es que la acepta. Es importante que, como personas positivas, que deseamos ser, descartemos toda clase de juicio dañino, que solamente muestra nuestro propio veneno o frustración. Y debemos tener presente que la crítica, cuando no es constructiva, solamente le hace daño a quien la hace porque quien la recibe, si es inteligente, simplemente la ignora, por lo tanto se convierte en un veneno auto-dirigido.

Así como sucede con las críticas pasa lo contrario con los elogios. A las personas les cuesta elogiar, generalmente se manifiestan con frases como “así debe ser” o “es su responsabilidad” y muchas veces los elogios sirven para fortalecer y ayudar a crecer, para estimular y  tienen efecto positivo en la salud mental de quien los recibe, siempre que sean sinceros y no se trate de elogios para agradar o buscar algún otro beneficio.
Lo que me gustó y deseo compartir con ustedes es que sería positivo hacer ese ejercicio, al igual que lo hizo el dueño del restaurante y comenzar a realizar juicios o críticas, conforme estas ubicaciones y tamaños. Aprendamos a realizar críticas constructivas bien intencionadas y elogiemos a aquellos que lo merecen. Aprendamos a ser generosos y elogiemos más y seamos mezquinos al criticar, para criticar menos. IK

No hay comentarios.:

Publicar un comentario