Hace ya algún tiempo percibí
que existe un sinfín de consejos, refranes, moralejas e incluso historias de
vida de muchas personas que, en base a sus experiencias y sufrimientos, desean
dejar un legado, ayudar de una u otra manera a que seamos mejores, que logremos
vivir cuanto antes una vida plena sin tener que estar en la recta final para
darnos cuenta de que lo que realmente importa. Para ello, por qué no comenzar
por nuestro accionar cotidiano y crear un entorno que nos permita vivir con
calidad de vida.
He conocido algunas personas
que ante un problema, que pudo ser leve, lo han convertido en un problema
mayor, involucrándose en situaciones no deseables o llenas de incertidumbres
por falta de seguridad y personalidad, por no valorarse lo suficiente y
permitir que otros opinen y decidan su línea de acción… convirtiéndose en
rehenes de tal situación. Quien tiene tanto derecho?
Existe otra clase de
personas a las que les gusta compartir sus problemas, generando o transmitiendo
angustia a sus seres queridos, como forma de liberarse de ese problema y, en algunas ocasiones, tratando de hacerles sentir responsables
o partícipes del mismo. Por mi parte, considero que quien se mete en un
problema es el único que debe resolverlo y salir del mismo. Si está en ti dar
una mano o una ayuda para que lo resuelva, hazlo, pero que ello no te haga
rehén y obstaculice tus metas, objetivos y calidad de vida.
Otros, tratan de vivir de los
problemas ajenos como modelo de vida, para tapar su pánico, miedos y fracasos,
y andan por el mundo solucionando los problemas de otros o tomándolos como suyos,
porque no saben cómo conducir su propia vida.
Este modelo, a mi entender, es el más triste de todos. Ver perder tan
fácil la corta vida da pena, no asumir un buen estilo de vida porque otros no
lo han podido hacer… no parece ser muy saludable.
En reiteradas ocasiones
escuché, una y otra vez, que la gente no aprende hasta que no pasa por la
experiencia, y realmente no lo comparto. Creo que es una absurda excusa para
tapar debilidades o miedos o, simplemente, por no ser lo suficientemente
inteligentes para saber aprovechar la sabiduría de quien ya ha vivido, o quizás
sea falta de interés. Considero afortunada a la persona que aprende de las
experiencias de los demás y las vive como un aporte, en beneficio para su vida.
Partiendo de la base de que
cada persona es responsable de sus decisiones y acciones y las consecuencias
que de éstas se derivan, podemos entonces decir: “… ema ema ema cada uno a su
problema”. Libérate de los problemas o simplemente no lo compres para tu vida,
ya que solo acarrean angustia y sufrimiento y, en algunos casos, son excusas
para apañar a quienes se sienten culpables victimizándose como artimaña de
cobardía.
Por lo tanto, no esperes a
estar en la recta final para mejorar, nunca es tarde para un cambio radical, a
veces es duro pero a la larga es lo más reconfortante. Aprovecha el día, vive y
ten en cuenta que “los zapallos se acomodan con el carro andando”, y que por
más que busques certezas, seguridad y esperar el mejor momento para actuar, los
avatares de la vida no nos permiten dar por garantido nada y que cada persona
es dueña de sus decisiones y tiene el libre albedrío para conducir su vida de
acuerdo a sus pensamientos, necesidades, creencias, medios y sentimientos
mientras no hagan rehenes a los demás de su infortunio.
Ocúpate de encaminar tu vida
siendo un ejemplo a seguir por tu accionar, sé prudente y reservado y sobre
todo no vayas adonde no te invitan, no opines si no te lo piden y si te lo
piden observa y piensa bien tu decisión. ¿Está en ti dar una opinión o se trata
de una excusa para que asumas un problema que no es tuyo? Y si estás metido en
un problema, trata de solucionarlo sin afectar a todo tu entorno, conversa,
explica, busca soluciones y sobre todo que no sean rehenes los que no son
culpables de tal desdicha. Ten en cuenta que las personas que realmente te
quieren son las que más sufren, pero su amor y grandeza los hacen permanecer
cerca y, otras veces, simplemente se alejan para no contaminar sus objetivos de
vida, piensa en ello. La calidad de vida depende de nuestro accionar.
Ser feliz es una decisión que hay que tomar todos los días, que no depende de las condiciones de vida que uno tenga, sino de la actitud con la cual enfrentar los problemas. La felicidad es eso: decidir ser feliz. Pilar Sordo
ResponderBorrar