Días
pasados mi hijo estaba preparando el primer parcial del año para la materia
Biología, y como es costumbre para todas las materias, previo a rendir me pide
que le haga preguntas basadas en sus resúmenes. Esta vez nos fuimos un poco de
la temática y comenzamos a intercambiar comentarios sobre el sistema nervioso y
las diferentes sensaciones que percibimos ante un susto, una sorpresa, una
buena noticia y al estar enamorado. Esa charla nos hizo pasar un momento muy
placentero y reír mucho.
Posteriormente,
comentando con su profesora, descubrimos que el buen humor y el estar
tranquilos mientras comemos, favorecen la digestión. Las funciones digestivas
están estrechamente ligadas al sistema nervioso y dependiendo nuestro estado de
ánimo favorecen o enlentecen la digestión. Un susto, una sensación de miedo,
ira o tristeza, un esfuerzo intelectual excesivo, un ejercicio físico agotador son
todas causas que actúan negativamente en el proceso de la digestión. En cambio,
la alegría y el buen humor estimulan positivamente el nervio vago o
neumogástrico, cuya zona de influencia se extiende al órgano digestivo.
Por
lo tanto, somos los primeros responsables en cuidar nuestra salud, sobre todo a
la hora de ingerir alimentos, si queremos una vida emocional sana, saludable. Si
logramos manejar las distintas sensaciones, controlar el estrés o las
situaciones de ira, o logramos alejarnos de los problemas y aprendemos a
relajarnos estaremos cuidando nuestro organismo, buscando la forma de que ese
momento en que estamos alimentándonos sea un momento placentero. Depende de
nosotros elegir el momento y el entorno.
Vivir
sano es un hábito y mantener nuestra salud integral (física, mental, emocional)
es nuestra obligación, no solo por nosotros sino para nuestra familia y todos
aquellos que nos rodean. IK
"El escritor es un hombre sorprendido, el amor es motivo de sorpresa y el humor, un pararrayos vital" Alfredo Bryce Echenique
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